miércoles, 22 de noviembre de 2017

La gran teranyina

Que el dinero siempre busca al dinero y, de paso, el calor del poder, es por todos bien sabido. Y esto siempre se ha podido observar en dos secciones de la prensa escrita: las necrológicas de los diarios que llevan publicándose más de 100 años y en las páginas de Sociedad de las revistas del corazón, en las que se publicitaban enlaces de gente que no salía en el resto de páginas de cotilleos. Pues esto es La gran teranyina pero con un importante trabajo de investigación y buceo en información económica y en el Registro Mercantil.


Poco cabe añadir a la introducción de esta entrada. El autor intenta diseccionar las relaciones entre las familias que copan todos los puestos de poder económico y social, con su habitual reflejo en el poder político. 
Nos diseña una cierta endogamia que no tiene otro propósito que el de proteger y ampliar el patrimonio familiar, intentando evitar, durante el máximo de tiempo posible, la injerencia externa, tanto en la gestión como en la propiedad de sus respectivos imperios económicos y patrimoniales.
La relación de personajes es casi infinita, perdiéndote en el laberinto de apellidos, bodas, hijos, separaciones, nuevas bodas, como en la mejor de las sagas literarias. Se perfilan unas relaciones que suelen asociarse, aunque no exclusivamente, con una misma actividad económica. Entre las actividades económicas más destacables tenemos el mundo del cemento y sus derivados: cementeras, inmobiliarias, constructoras; las aseguradoras; la actividad bancaria; el motor, sobre todo el de dos ruedas; la farmacéutica; las infraestructuras; la alimentación...
Como no podría ser de otra manera, el Barça siempre está presente, sobre todo relacionado con los industriales del algodón y del textil. ¡Ah! y como no podía ser de otra manera, el Opus, siempre está el Opus.
Durante toda la obra, Vinton no indica que posición ocupan dentro de las listas de los mayores patrimonios, tanto a nivel estatal como catalán. Esta clasificación es el resultado de la evolución de su gestión económica y patrimonial, como evolucionan las inversiones y que dan como resultado su lugar en las citadas clasificaciones patrimoniales.
De la lectura se desprenden un par de conclusiones sobre los orígenes y las prácticas de estas familias tan "ilustres": en cuanto al origen, la mayoría de patrimonios tienen un origen en la industria textil, que con el tiempo han ido diversificando, al amparo de una buenas relaciones con el gobierno de la dictadura: Las buenas relaciones con el régimen franquista es muy frecuente, que no deja de ser la expresión de la búsqueda, por parte del capital, de la protección del poder político. Por lo que respecta a las prácticas, es de destacar la aversión, muy extendida, a los mercados bursátiles. La mayoría de grandes fortunas están fuera de los mercados, repartiendo las participaciones entre la familia para evitar un control externo. Últimamente, a pesar de esa aversión a injerencia externas, han ido introduciendo, en la gestión, expertos o gestores de reconocido prestigio, para mantener el buen rumbo de la empresa o para intentar reflotar a esos grandes transatlánticos que ha chocado con algún iceberg, pero que no ha producido daños irreversibles.
El libro mezcla información económica y documentada, con anecdotario que tiene cierta relevancia en el transcurso de la historia de esas familias. 
Es loable el trabajo de investigación y documentación, pero encuentro que el libro empieza a flojear hacia la mitad, principalmente cuando, sin saber muy bien porqué, aparece la farmacéutica de Olot y su secuestro. Tiene una dedicación desmesurada, sobre todo en relación a otras grandes fortunas que aparecen reseñadas al final del libro. Entiendo la dificultad de estructurar un texto en el que las diversas fortunas se entrelazan y en las que se sobreponen intereses económicos. ¿Qué hilo conductor eliges, el apellido o la rama económica de la familia? 
El libro aclara el porqué de las esquelas y su tamaño en el diario de una de las sagas protagonista, La Vanguardia de los Godó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario