jueves, 27 de abril de 2017

La vida en sordina

Creo que es una virtud de algunos escritores, sobre todo británicos, de hacer a partir de un tema banal, una novela notable, casi sobresaliente. En este caso, David Lodge lo consigue con La vida en sordina. A partir de la deficiencia auditiva, creciente en la narración, del protagonista, construye un relato sobre grandes temas vitales y personales, como la muerte, la familia, la soledad. Todo ello con un tono divertido, que te dibuja una sonrisa durante muchos pasajes, pero es un tono que no esconde la seriedad de los temas y del fondo de la novela.


Desmond es un catedrático de lingüística jubilado que por un malentendido causado por su problema de oído, se compromete a ayudar a una atractiva joven a mirar la tesis doctoral que está preparando. El tema, el análisis lingüístico de las notas de suicidio.
El hecho de no ser consciente de su compromiso y del atractivo de la demandante provocan un sentimiento de culpabilidad, de infidelidad hacia su mujer, que lo aboca a inventar excusas absurdas para justificar su ayuda.
Junto a su preocupación por justificar los encuentros con la alumna de tesis, Desmond reflexiona sobre su problema auditivo en relación a su día a día y en la vida social en la que halla involucrado en los últimos tiempos. Compara la sordera con la ceguera, como la última genera un sentimiento de lástima, tiene una potencialidad literaria que la sordera no provoca, todo lo contrario, al sordo se le trata como alguien taciturno, seco, gruñón, ya que hasta que no pone en conocimiento su deficiencia, se asume que el comportamiento derivado de ésta es una manifestación de su carácter como persona y no consecuencia de su dolencia.
Lodge va introduciendo en el desarrollo de la novela la relación de Desmond con su mujer, que tras un divorcio productivo y una recuperación de la fe religiosa perdida, ha triunfado en los negocios, al estar en el lugar adecuado justo un momento antes del momento adecuado. Esto provoca que Desmond pierda el papel del hombre cimiento del hogar, papel que asume su mujer y esta asunción supone un cambio en las relaciones sociales y cómo él pasa a ser la pareja de la anfitriona.
Otro personaje que acaba siendo fundamental es el padre de Desmond. Antiguo músico de orquesta, jubilado, que vive en Londres, en su casa de toda la vida, acostumbrado a una manera de vivir espartana, austera, siempre presente la posibilidad que las cosas se puedan torcer y que hay que estar prevenido. Esta austeridad roza el "diogenismo" (no sé si existe el palabro, me temo que no), lo que provoca vergüenza ajena en el propio Desmond. El padre de Desmond va sufriendo un rápido deterioro, durante la narración, consecuencia de un principio de demencia, situación que se agrava con un derrame que limita, enormemente, su autonomía y libertad.
Todo esto sucede durante un período de unos cuatro o cinco meses, ya que Lodge lo estructura a modo de diario o dietario, en el que Desmond va apuntando todo aquello que le va aconteciendo desde la fiesta en la que se compromete como tutor de la tesis hasta el funeral de su padre, pasando por las fiestas navideñas.
Como colofón a la novela, tenemos el viaje a Polonia que realiza Desmond, huyendo un poco de la rutina y de los difíciles momentos con su mujer, a consecuencia de las fiestas navideñas. En ese viaje, para dar unas conferencias, acaba visitando los campos de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, que le supone un impacto total en su manera de ver el mundo. Lo que se agrava al conocer la noticia del derrame cerebral de su padre y su repentina dependencia total para seguir con vida y realizar las tareas más básicas: alimentación e higiene personal.
Me ha gustado mucho, es de las lecturas modernas, del siglo XXI, de las que más me ha gustado. Tanto la forma de narrar como lo narrado calan muy hondo y trata temas de profunda reflexión. Y todo, como digo al principio, a partir de algo anecdótico, como es la sordera.
La muerte es un tema constante y fundamental en la narración. No tanto la propia, como la ajena. Cómo influye la muerte ajena en uno mismo y que actitudes afrontar ante el hecho luctuoso. O, como la vida te lleva a tener que tomar decisiones y, según la circunstancia, a ejecutarlas. Como la muerte puede ser la liberación de aquel que se encuentra desahuciado ante la vida, en la que seguir respirando un minuto más es una tortura.
La soledad, como ese paso previo a la muerte. La soledad como aislamiento, el aislamiento como protección ante lo nuevo y lo desconocido, ante aquello que nos cuesta de entender. Todo esto lo ejemplifica en los párrafos en los que Desmond y su padre son protagonistas, sobre todo cuando se plantea la búsqueda de una residencia, al descubrir los síntomas de dejadez e imposibilidad de cuidarse de su padre. La descripción de los residentes es un golpe seco directo al estómago, ya que las acaba definiendo, como el paso previo a la muerte, un aparcamiento en el que la única salida es en postura horizontal y con el rostro cubierto. Relacionado con el confinamiento obligado de una residencia para ancianos, está, en contraposición, el aislamiento voluntario, rodeado de futilidades envueltas en un supuesto lujo y buen gusto. Lodge lo enlaza en unos pasajes en que Desmond y su mujer se van a pasar el año nuevo a un complejo con la socia de su mujer y su pareja. Nos describe un complejo, en el que entrar y salir tiene las mismas medidas de seguridad que una cárcel, en el que sentirte libre. Hete aquí la contradicción, la libertad de moverte en un gran patio de una cárcel de lujo. Es como si nos quisiera decir, disfruta del lujo, renunciando al lujo de tu libertad, rodeado de comodidades, a precios desorbitantes, dentro de una jaula de cristal.
Luego está la muerte en el campo de exterminio, la incomprensión que le genera el hecho que alguien se plantee la construcción de una factoría de la muerte. Cómo el desprecio por la vida ajena puede llegar a esos niveles..
La muerte como fortalecedora de unos lazos que la rutina han ido desgastando en un día a día, en el que el egoísmo personal mina la relación con la persona con la que compartes tus días. El hecho traumático materializa lo efímero de la vida y relativiza aquello que parece que sea una tragedia, cuando no deja de ser orgullo mal entendido y nada generoso.
El hecho de escoger a un lingüista sordo como protagonista es casi una genialidad, supongo que en la literatura habrá casos anteriores similares. Pero que una persona que se dedica al lenguaje, expresión vocal incluida, sea sordo tiene ese punto de sarcasmo.
Es una novela donde está presente el desplazamiento social de una persona. Todos somos aisladores y víctimas del aislamiento. Nos desplazan a la periferia o desplazamos a otros. Y la razón no es otra que disfrutar de un cierto estatus y posición dentro de unos determinados grupos. El problema es hacer de eso la guía de tu vida.

viernes, 7 de abril de 2017

El volcán de oro.

Jules Verne, Julio para la mayoría de los mortales, quién no se ha leído un libro de Verne. Bueno, pues este es el primero que me leo, bueno, quizás en el colegio me leí La isla misteriosa o alguna de aquellas ediciones adaptadas, supongo, para niños de alguno de sus títulos más famosos. Quiero decir que es el primer libro que leo de forma consciente y voluntaria.
¿La elección? Pues que no era uno de los grandes títulos del francés, con el añadido de tema a tratar, la fiebre del oro del siglo XIX.


El libro narra las aventuras y desventuras de dos primos francocanadienses que heredan una parcela en el Klondike, en plena Fiebre del oro de finales del siglo XIX y deciden, antes de tomar una decisión sobre una oferta de compra, ir a visitar la herencia para poder valorarla en su justa medida y saber si la oferta se ajusta o no a la realidad.
A partir de esta premisa, Verne desarrolla un libro de viajes en el que inserta ese fenómeno que fue la Fiebre del oro, que asoló la costa pacífica de Norteamérica durante el siglo XIX y de la cual, todavía (hay algún programa en esas infumables frecuencias de la TDT) queda algún rastro. Aprovecha esta fiebre para dar alguna pincelada de las aventuras a las que nos acostumbró en el resto de su producción literaria.
Digo que es un libro de viajes, por que el peso principal de la narración es la descripción del viaje que realizan desde Montreal hasta las costas del océano Ártico, pasando por toda la geografía que enmarcó dicho fenómeno económico y migratorio. Nos hace un retrato de territorios y de todas las grandes poblaciones por las que discurre su recorrido. Asimismo, no deja de describir todos aquellos accidentes geográficos que tienen su importancia dentro de ese recorrido.
La otra parte del libro es su visión sobre el citado fenómeno, visto desde los dos puntos de vista: desde aquel a quien atrapa la Fiebre del oro, que define constantemente como una enfermedad física; como la del escéptico que mira todo lo que produce: miserias, comportamientos amorales, las incoherencia provocadas por la riqueza o sus expectativas. Esto lo plasma en los personajes de los dos primos: uno, ingeniero, es el que sucumbe a los influjos de dicha fiebre; mientras que el otro, amante de la caza y la tranquilidad, no en vano representa a un rentista, lo observa con escepticismo y supone el contrapeso a la temeridad del contagiado de "fiebres".
Es un libro donde se reflejan las ilusiones y los contratiempos, intentando reflejar la realidad de ese fenómeno en toda su amplitud, tanto del que se queda en el camino, del que llega y no consigue más que ser mano de obra, como del que se llena los bolsillo de billetes, que según su carácter, no sabe administrar y solo piensa en el próximo filón a explotar, ya que la fiebre no baja, a pesar de tener oro en los bolsillos.
La parte de libro de viaje supera ampliamente a la de aventuras, las descripciones parecen sacadas de un cuaderno de viajes realizado por el propio Verne. Mientras que la parte narrativa que se ocupa de las desdichas y desventuras de los protagonistas es bastante simple y, sobre todo, muy predecible, sobre todo para la mirada actual, que busca en la literatura algo más que una descripción de una sucesión de hechos que son los más probables. Quizás esa fuese la intención y el mérito.
Mantiene el interés por la ciencia y el conocimiento, tan habitual en sus novelas, con amplias descripciones sobre como se explotaban los placeres (2. m. Arenal donde la corriente de las aguas depositó partículas de oro.) de oro. No deja de ser un escritor del XIX, como demuestra esa manera de tratar a las mujeres, sobre las cuestiones del honor y la honra. El hombre ha de ser un caballero y defensor de los débiles, sobre todo si son mujeres. Era otra época y otra forma de pensar. Ese sentido de la justicia,
Ahora tengo que buscar a Jack London, para comparar los tratamientos de esa "enfermedad".