viernes, 12 de enero de 2018

Perros salvajes

Cuando vas a elegir un libro con prisa, rápidamente, no te para a pensar en exceso, va a los nombres que se te pasan por la cabeza a la primera, "tus clásicos", que nada tienen que ver, habitualmente, con los que se definen como clásicos de la literatura universal. Rankin y su inspector Rebus es uno de estos "clásicos".


En esta ocasión Rankin nos explica dos historias que acaban convergiendo en Rebus. Un Rebus que ya está jubilado, pero al cual, los acontecimientos acaban convirtiendo en la fuerza motriz sobre la que se desarrollan.
Por un lado, está el asesinato de un importante político y jurista escocés y por otro, una operación de seguimiento de un gangster de Glasgow, que está de gira por toda Escocia y está, en esos momentos, en Edimburgo. La implicación de Rebus se materializa cuando su viejo rival, el gangster local Cafferty, es atacado pero no admite la situación, y la antigua colaboradora de Rebus, Siobhan Clarke le pide a este que intente hablar con Cafferty para que le explique la versión real de los hechos. Ambas tramas van cruzando personajes constantemente, ya que hay quien cree que el gangster del Glasgow está implicado en el ataque a Cafferty.
Rankin lleva a Rebus de arriba a abajo, de un lado a otro para intentar averiguar quién asesinó al político y si es el mismo que atacó a Cafferty. Intenta buscar el nexo, que aparentemente no existe, que lleve a una misma persona a atacar a dos personajes tan opuestos. Durante la investigación, Rebus y Clarke consiguen relacionar un segundo asesinato, de un ganador de la lotería, con el primero. Pero no es hasta que Cafferty le realiza una confesión a Rebus, que se consigue establecer la conexión real.
Seguir explicando detalles es reventar el libro, que por mucho que le hayan dado el premio RBA de novela negra, pues no es de lo mejor de Rankin. 
La trama del equipo de seguimiento de Joe Starks, el gangster de Glasgow, que va a la búsqueda de algo que le robó un transportista, nos lleva hacia el control de territorios, a la sucesión generacional, cómo la delincuencia evoluciona, en el fondo y en la forma, pero con el mismo objetivo, controlar todo aquello que da dinero y que la ley  lo persigue. Aquí se trata de los infiltrados, de hasta donde dejar actuar antes de intervenir, del peligro de pasarse al otro lado... En esta trama, es importante Malcolm Fox, protagonista de otro libros de Rankin y que también aparece en otras entregas de Rebus.
La otra trama, la de los asesinatos y el ataque a Cafferty nos acaba llevando al encubrimiento de actitudes reprobables, repugnantes y vergonzosas, como son los abusos a menores y, lo que es más terrible, el uso de las instituciones públicas de acogida de menores usados como parques recreativos de depredadores sexuales que son la flor y nata de la sociedad: políticos, magistrados, policías, burgueses... personajes que gozan de una respetabilidad y, sobre todo, de contactos para poder satisfacer sus apetitos y bajos instintos.
En esta novela, la familia tiene un papel muy presente: el padre de Malcolm se encuentra en las últimas, lo que provoca en él una serie de sentimientos encontrados y un cierto tour de force con su hermana. Igualmente, Joe Starks, que lleva a su hijo en su viaje, acaba con el shock del asesinato de su hijo, sobre el que tenía ciertos reparos por su ambición y un recuerdo sobre la madre de éste, fallecida tiempo atrás y a la que añora. Incluso Rebus, tiene un ataque de "familismo". En una de sus búsquedas acaba viajando a la zona de Escocia donde viven su hija y su nieta, a las que visita y que tiene un pequeño rincón en sus pensamientos y corazón. Y, sobre todo, la relación familiar que se establece entre uno de los adolescentes víctimas de los abusos y su hijo, y el porqué de su comportamiento.
Creo que la novela es justita, no está al nivel de las primeras, Rebus ya no es el personaje que se nos presentaba hace más de una década. Creo que está poco explotada esta versión jubilada, podría ser mucho más agrio, más cínico, con una mirada mucho más crítica de todo, sobre todo desde el punto de vista de la experiencia y del tiempo pasado, esa mirada que te da el paso del tiempo, esa perspectiva que abarca un campo de visión de largo recorrido. Da la sensación de encargo, de personaje agotado, de intentar seguir dándole vida, por no saber como matarlo. Igual no hace falta, solo hay que dejar que, como todo lo viejo, acabe en el baúl de los recuerdos, hasta que alguien recupere su recuerdo, o no.