lunes, 22 de octubre de 2018

Moscú frontera (Moskva-hranice)

De vuelta a una novela del período de entreguerras, de vuelta a Jirí Weil, el autor checoslovaco. Moscú frontera nos relata, principalmente, la vida de dos checos en el Moscú de los años treinta, bajo el firme puño de hierro de Josif Stalin. Los dos protagonistas son Ri y Fisher.


La novela se divide en tres partes, correspondientes con tres personajes, los dos anteriormente mencionados más un tercero, Herzog, que apenas es esbozado en la novela y que aparece sucintamente en la parte que lleva como título su nombre.
También son tres partes las que componen la novela, aunque no se correspondan, exactamente con las que llevan el título de cada uno de los personajes. La primera parte, es el viaje de Ri desde Praga hasta Moscú y sus primeros días en la capital soviética. Nos narra el tránsito de pasar de Europa a Asia, ese contraste visual, estético que se va materializando según se acerca a Moscú.
La segunda parte sería el acomodo de Ri a la vida moscovita y soviética, en la que toma la firme decisión de luchar por integrarse, por formar parte de la patria proletaria y que la manera de hacerlo es empezando como una obrera en una fábrica. 
La tercera nos muestra el férreo control del partido sobre la vida laboral, social, política y familiar y como se escenifican las purgas. En un primer momento, nos muestra la purga como un instrumento de redención ante el resto de trabajadores de la fábrica, factoría u oficina, pero más adelante se nos muestra como el instrumento de eliminación sistemática de todos aquellos que son sospechosos de algo o que se han enfrentado a las rigideces del sistema, poniendo en duda la infalibilidad del partido, sus miembros y su líder.
A parte, la novela transita en diferente mundos paralelos: la vida común de los extranjeros, con sus beneficios y sus espacios exclusivos, envidia de los soviéticos, y la de los nativos; la vida de los miembros del partido y los que no lo son; la vida de los planes quinquenales y su realización y la vida de las fábricas, factorías e ingenieros para poder cumplir con su parte del plan.
El libro es un compendio de contradicciones de todo tipo, de incongruencias del sistema, de la sociedad y del partido. Un sistema igualitario en el que los extranjeros acaban siendo diferentes, con sus beneficios, siendo la envidia del resto de la población. Los miembros del partido que usan su poder para repartir la "justicia" alternativa dentro de los comités de empresa, las fábricas y factorías, para usar los medios del feudo sobre el que ejercen el poder en nombre del partido, en su beneficio y ser portavoces de la ética y moral igualitaria, de sacrificio y trabajo que emana el partido.
Weil glorifica el trabajo, el sacrificio y el orgullo del obrero que se deja la piel para conseguir una sociedad más justa, que lo materializa en el ansia de poder participar en los desfiles conmemorativos de la Revolución, los ve como una manifestación de ese orgullo obrero más que como un acto de devoción al partido, que es como se lo tomaba Stalin. Es ese papel aglutinador de todo ese orgullo que absorbe el partido, lo que critica Weil, eso y que se convierta en el vigilante moral de la sociedad y en su deriva controladora y sancionadora a través de las purgas.
Otra crítica muy explícita que Weil hace el partido es que según sea el lugar que ocupes y contra quién porfíes, su reacción será diferente. Es a lo que me refería con la "justicia" alternativa que ejerce el partido y no los jueces. Esto se materializa en la tercera parte, donde Fisher fía su suerte en la purga a que aparezca Herzog, ya que es el único que puede dar fe de su actuación y que lo alejaría de cualquier sospecha. Es otra de las contradicciones, como el que consigue la liberación de uno de los héroes del estado soviético, acaba siendo víctima en una purga, al no poder explicar su ausencia durante unos días.
Weil no es indiferente a nada de lo que ocurre en la Unión Soviética durante ese tiempo, las purgas tras el asesinato de Kirov. Nos describe esa dualidad de economatos para nacionales y extranjeros; la constante propaganda y competitividad originadas por los planes quinquenales y como las fábricas se pisan unas a otras en pos de sus objetivos, sin tener en cuenta el bien común; como se intenta construir un nuevo estado a partir del orgullo del trabajo y de la clase obrera, cómo el partido abusa de ésto para mantener un control férreo de la disidencia o de sus intentos; como funciona la acusación en falso y cómo funciona el seguir el discurso del partido para no acabar siendo víctima en una de las purgas; cómo confesar una pequeña falta para acusar a otro de una mayor o de un delito; como las reuniones en las que se ejecutan las purgas son los más parecido a un acto de fe, en el que, sea cual sea tu declaración (inocente o culpable), tu sentencia ya está dictada.
El tono de Moscú frontera es más sombrío que el de Mendelssohn és a la teulada, como mínimo en la primera parte de esta última obra.
Espero que haya algún título más en las bibliotecas de Barcelona, Weil nos da un punto de vista que es necesario y, que a pesar de su militancia política, no elude ningún tipo de crítica sobre aquello de lo que es testigo.

Ficha del catálogo de la Biblioteca Nacional