viernes, 3 de agosto de 2018

GB84

Desde que por primera vez cayó en mis manos un libro de David Peace, gracias a una reseña de un diario sobre nuevos "Conan Doyle", creo que he devorado todo, salvo Damned United, pero no creo que tarde, a pesar que no soy muy de literatura deportiva, gustándome como me gusta el fútbol. Acabada la tetralogía de Red Ridding Quartet y los dos primeros volúmenes sobre la trilogía del Tokio ocupado, tocaba esta lectura, que todavía no estaba disponible en la biblioteca en un idioma que me fuera comprensivo.


Como todas sus obras es complicada de reseñar, no por falta de argumento, ni de las situaciones narradas, sino por lo complicado que es establecer un hilo conductor en la narración. Construye el relato a base de brochazos que acaban construyendo un gran lienzo, de dimensiones descomunales, como esos grandes murales que alaban las grandes revoluciones. A pesar de la dificultad, Peace nos ayuda estructurando el relato como un dietario o un diario, a parte de dividir la historia en dos grandes bloques: por un lado, y con un formato a dos columnas, el día a día de dos mineros que están en los piquetes; y por el otro, el desarrollo de los acontecimientos durante la huelga, en la que intervienen los protagonistas de esta histórica huelga, tanto los que deciden y coinciden con los protagonistas reales, como otros que son complementarios y que entiendo que son ficticios, que son los que convierten el relato en novela.
La novela pretende ser una crónica ficcionada de la huelga de los mineros ingleses contra el intento de Thatcher de cerrar minas y privatizar la empresa pública que las explotaba.
Como conductores del relato tenemos a una lista de personajes que se mueven por todos los escenarios posibles: uno de los miembros de la dirección del sindicato de mineros, Terry Winters, que es el encargado de llevar la contabilidad; Stephen Sweet, alias el Judío, un hombre para todo, que actúa para el gobierno de Thatcher, moviéndose entre las sombras para conseguir que la huelga acabe con una sonada derrota; Neil Fontaine, chófer y hombre para todo del Judío, que se encarga de poner en práctica los planes "alternativos" del Judío; El Mecánico, un ex-militar que estuvo destinado al Ulster, a Rodesia, que trabaja para la policía o para el mejor postor, que se dedica a la guerra sucia que tiene planeada el Judío contra el movimiento sindical. Junto a estos "narradores del conflicto" desde la dinámica de la lucha, negociaciones, conversaciones, tenemos a dos miembros de los piquetes, que narran, a modo de diario, el día a día de la huelga: desde los aspectos más personales, como sobrevivir a esta situación, las tensiones familiares, las dificultades para afrontar el día a día, las factura pendientes; hasta los aspectos de la lucha sindical pura y dura: el día a día en los piquetes, las manifestaciones, la relación con los esquiroles, los enfrentamientos con la policía, el hostigamiento policial para impedir que se manifiesten, la angustia de no saber cuando y como acabará el conflicto y qué pasará en caso de derrota. 
A partir de estos personajes, se narran los diferentes escenarios, en los que aparecen los protagonistas históricos de la huelga: Thatcher, Arthur Scargill (presidente del sindicato de mineros), el presidente del consejo de la empresa minera pública, ministros del gobierno, líderes laborista, presidentes de otros sindicatos...
La habilidad que tiene Peace para montar este relato sin grandes alardes retóricos, a base de lanzar frases simples, contundentes es el sello del autor. No elabora grandes discursos, ni extensos razonamientos en los que se pierde el discurso y la intención narrativa. Aborda todos los escenarios de forma directa, contundente, llegando a ser hirientes para el lector en determinados momentos.
No escatima en crudeza, puesto que la situación no da para menos. Ni a nivel global, ni a nivel personal. Todos los protagonistas van hacia un precipicio existencial, no ven ninguna salida vital al final del túnel en el que les han metido los acontecimientos. Esta huelga es la espoleta de la bomba que es su vida, una vez contacte con la tierra, sus vidas saltarán por los aires y el desencadenante será el final de la huelga.
Peace nos muestra la capacidad de movilizar todo tipo de recursos por parte del poder para acabar con aquellos que pueden resquebrajar sus cimientos: desde un gasto desorbitado para reprimir el movimiento sindical hasta el uso interesado y la manipulación de los medios de comunicación; desde el uso de tácticas paramilitares y poco legales ensayadas en el Ulster, hasta la compra de voluntades, manipulando voluntades para retorcer el sistema judicial y convertirlo en un brazo más del poder político. 
Peace no describre una huelga, describe un conflicto quasibélico, donde no hay un planteamiento de solucionar un problema, buscar causas y exponer alternativas. No, no  hay alternativas, solo hay un objetivo, la derrota y la claudicación del contrario, tanto del gobierno como del sindicato minero.
Es una obra inmensa, no por su extensión, sino por su contenido, que aunque se circunscribe a un año, se extiende como una mancha de aceita, hacia el pasado y hacia el futuro. Creo que eliminando la ficción y puliendo los aspectos históricos, perfectamente podría ser un libro de historia sobre el conflicto.
Ficha del Catàleg de la Xarxa de Biblioteques Públiques de la Diputació de Barcelona