viernes, 10 de marzo de 2017

Les vacances de Maigret (Las vacaciones de Maigret).

Cuando voy a la biblioteca y la duda y el apremio por la hora me acompañan, acabo de encontrar en Simenon la solución. Sobre todo con su celebérrimo Maigret.
Les vacances de Maigret ha sido el título afortunado y, como su título indica, es un caso con el que tropieza Maigret durante sus vacaciones en una población de la costa, Les Sables-d'Olonne.


Aprovecha la convalecencia para investigar sobre dos muertes que han acaecido en un breve lapso de tiempo y que tienen un nexo en común, la figura del doctor Bellamy: la primera es la de la cuñada del doctor y la segunda, la de una adolescente que apareció, de forma sorpresiva, durante una visita que Maigret realiza a casa del doctor.
A partir de aquí Maigret se sumerge en la investigación, por iniciativa propia, para esclarecer el asesinato de la joven y empieza a sospechar sobre la naturaleza de la muerte de la cuñada del doctor. Esta fallece en el hospital en el que está ingresada la mujer de Maigret, a consecuencia de las heridas producidas al caer de un coche en marcha. Circunstancia acentuada al recibir, un día antes del óbito, una nota durante una visita al hospital, en el que se le alerta sobre la integridad física de una paciente, que al final, resulta ser la cuñada del doctor.
Desde ese momento, Simenon nos sumerge en el ambiente y la atmósfera de una población de vacaciones, mientras va realizando su investigación, intentando atar cabos con la información que tiene, para llegar a la conclusión final sobre quién ha sido la persona que ha cometido los crímenes.
Como en la anterior ocasión en la que leí una novela protagonizada por Maigret, Simenon parece utilizar al comisario como excusa para trazar un retrato sobre un momento y un lugar, sobre la composición social de una modesta población de costa, en la que hay un pequeño y destacado círculo de la "alta sociedad local", con sus hábitos y costumbres. Maigret transita por todo el espectro social para hallar su objetivo, nos muestra con una mirada nítida la condición de todos los personajes implicados en la trama, sus vidas, como una fotografía compuesta por palabras, plasmando una realidad con una mirada limpia.
Simenon no es un crítico feroz, no me lo parece, pero si que deja constancia de lo que ve y cual es su posición al respecto. El duelo intelectual entre Maigret y el doctor es el ejemplo de esto. La actitud del doctor respecto al resto de la sociedad es insoportable para Maigret, de esta forma, Simenon lanza su pulla sobre esos pequeño caciques de cada población, que imponen un respecto al resto de la población por su condición social.
Al igual que escudriña el entorno social, Simenon disecciona las miserias de la condición humana, como es en este caso los celos. La radiografía de lo general la traslada a lo concreto, en este caso, el amor enfermizo que siente el doctor Bellamy por su esposa, y cómo este mediatiza sus hábitos, como muestra, las llamadas de control a su mansión durante la partida de bridge en la brasserie de la que es habitual.
La resolución del caso, que a mi entender es una excusa para hablar sobre la condición humana, se resuelve en un singular combate dialéctico entre el culpable, confeso, y Maigret. Cómo el confeso, detalla como ha llegado Maigret hasta él y, al mismo tiempo, va iluminando las sombras que acompañan las deducciones de Maigret. La confesión es, a pesar de la falta de pruebas, la liberación del asesino, ya que seguir en libertad podría conllevar nuevas víctimas que el asesino se ve incapaz de asumir.
Simenon acaba siendo un cronista de la sociedad francesa a través del tiempo, utilizando a Maigret como coartada para este fin. Creo que el género es el medio, la excusa, el verdadero objetivo es la Francia de sus épocas, un escritor que escribe durante buena parte del siglo XX, no tiene una sola época.
Ficha del catálogo de la Biblioteca Nacional

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