lunes, 17 de septiembre de 2018

Vestido de novia

A vueltas con Pierre Lemaitre, ahora con Vestido de novia. Lemaitre me parece un escritor brillante, no voy a decir que excelso, excelente, que con el tiempo se convertirá en un clásico, pero está en esa segunda fila de los escritores contemporáneos que hay que leer. 


Vestido de novia puede catalogarse como una novela negra, sin policías ni detectives, pero con una trama típica del género: a partir de un crimen se desarrolla toda la acción para acabar aclarando lo que ha sucedido. El libro está dividido en cuatro partes, que coinciden con los dos protagonistas y que van poniendo al lector al tanto de lo que sucede, de por qué sucedió y como va a ser el desenlace.
Las cuatro partes tiene dos narradores diferentes, que son los dos protagonistas de la novela. En la primera parte, tenemos a Sophie, que nos va contando como la locura avanza milímetro a milímetro en su interior. La acción comienza con Sophie encontrando el cadáver del niño al que cuida. La incapacidad de recordar nada, la lanza a una huida desenfrenada, la culpabilidad que siente la lleva a ir hacia adelante sin volver la mirada atrás. En su huída, aparecen más muertos, algunos de los cuales acentúan esa culpabilidad implícita sin tener consciencia de haberlos asesinado. En su plan de huída se incluye una nueva identidad y un matrimonio de conveniencia, para ella, no para el futuro esposo. Es en este momento cuando aparece el otro protagonista.
La segunda parte, narrada con la estructura de un diario, nos encontramos con Frantz que nos cuenta como consigue dar con Sophie y como se entromete en su vida y la de su marido sin levantar sospechas, como provoca en ella una serie de cambios, que hacen que ella dude de su cordura y se convenza de que va perdiendo capacidades y que su cabeza va cada vez a peor. La intromisión en la vida de Sophie alcanza límites insospechados: le esconde cosas, le cambia el coche de lugar, le cambia la medicación, espía su móvil, su correo electrónico, devuelve entradas... Una acción por acumulación que no extraña que cualquier persona en sus cabales acabase perdiendo la razón.
La tercera parte describe el desarrollo del plan de Sophie para desaparecer, buscar un marido en una agencia matrimonial y conseguir un nuevo apellido de forma legal. En esta parte, en la que ya se intuye que el candidato elegido y el vigilante de Sophie son la misma persona (Lemaitre no parece preocuparle que no se adivine), Sophie consigue su objetivo pero a la vez ve como se va hundiendo poco a poco, sin saber el motivo, no tiene fuerzas físicas ni morales para seguir adelantes. Pero por un acto fortuito, descubre la verdadera identidad de la persona con la que se ha casado.
La última parte es la ejecución, por parte de Sophie, de su liberación total, tanto de su captor como de su pasado reciente, marcado por la sospecha de ser la asesina del niño que cuidaba y del resto de cadáveres con lo que tuvo una relación en vida.
Es una lectura que, a pesar de las pistas que va dejando Lemaitre, mantiene el interés vivo en todo momento, en el que va montando las escenas en partes y que se van completando poco a poco y desde la perspectiva de los dos protagonistas. La narración de uno rellena los huecos que deja el otro, dándole una coherencia y consistencia a la narración.
Las angustias que describe de los dos protagonistas son muy vívidas. A pesar de que la persona que sufre y vive angustiada es principalmente Sophie, por razones obvias, no es menor la angustia de Frantz, que ve como su plan maestro y su objetivo final, la venganza del suicidio de su madre, se desmorona como un castillo de naipes y que es imposible reconstruir.
El desenlace es bastante lógico y algo previsible (no lo desvelo, por si alguien lo lee -el blog o el libro-), pero es a lo único a lo que se puede poner un pero. Hay un hecho que desencadena la reacción final de Frantz, que es la lectura de un informe médico sobre su madre. Como el padre de Sophie redacta ese informe y le da el contenido que tiene, es bastante difícil de justificar. Sobre todo consiguiendo que pase por veraz, viendo como de metódico es Frantz durante toda la novela. Pero, bueno, no deja de ser una novela y el autor se puede permitir las licencias y deslices que considere.
Es un libro que nos muestra dos estados de ánimo, la desesperación por la pérdida de control de tu vida y la satisfacción por el trabajo bien hecho. Angustia frente a metodismo.
He de reconocer que me costó entrar un poco en el libro, tiene un inicio algo confuso, supongo que para entrar en el estado de confusión permanente en el que se encuentra Sophie.

Ficha del catálogo de la Biblioteca Nacional

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