miércoles, 5 de julio de 2017

El poder de las tinieblas

Relectura de la segunda entrega del detective Charlie Parker. Creo que voy a ser, o a intentarlo, conciso y breve.
Es la segunda que releo e, igualmente, me ha dejado más frío que caliente, no me causó la misma impresión que la primera lectura. No sé si son cosas de la edad, del momento o de lo motivado que te hallas en un momento y en otro.


El argumento: tras una entrega frustrada de una rehén, Billy Purdue huye con 2.000.000 de $. A su búsqueda se lanzan, por un lado, un miembro de la mafia de Boston, Tony Celli, que quiere el dinero para tapar unos pufos con mafiosos de mayor calado; por otro, un "ejecutor" de los deseos de los mafiosos que han sido estafados; Charlie Parker, buscando el dinero de la pensión que Billy debe a su ex-mujer; y el padre natural de Billy.
Los hechos se entrelazan constantemente, los hilos traman un tejido en el que se vinculan todos los actores y hechos del pasado que vuelven al presente y, todos, tienen que ver con Billy.
La vuelta al pasado tiene que ver con un caso irresoluto del abuelo de Parker, que persiguió durante toda su vida a un asesino en serie de mujeres, maltratador y que su único objetivo era perpetuar su estirpe y seguir sembrado el dolor que recibió por parte de su madre.
El libro tiene dos partes diferenciadas: una primera en la que en la búsqueda de Billy, Parker indagando en el pasado de este, encuentra con el caso de su abuelo y cómo este caso se vincula a Billy, y cómo en esta búsqueda tropieza con la gente que busca a Billy por su dinero. 
La segunda parte se centra en la búsqueda de Billy y del asesino que trajo de cabeza al abuelo de Parker, búsqueda que se torna angustiosa, cuando desaparece la hija de un ex-compañero de Parker, cuando este era policía.
Como siempre, Parker va acompañado de sus "ángeles de la guardia" Louis y Angel, rememora a Rachel, la psicóloga con la que tuvo un afer en tiempos pasados y los "encuentros" con su mujer e hija, cuando se acerca el aniversario de su muerte.
Es una novela sobre malos, mafiosos y asesinos sin escrúpulos, sea cual sea su motivación; una novela sobre el mal que habita en mucha gente, de cómo las circunstancias abocan a mucha gente a un callejón sin salida y que son golpeados constantemente, más por su origen que no por sus acciones.
La relectura me ha hecho replantearme mi primera lectura. Creo que no tiene la fuerza que en un principio pude percibir. Es una novela que no tiene más fondo que el mal y las diferentes formas que toma, hay una velada referencia a los malos tratos infantiles y, quizás, al sistema de tutela y adopción de los niños de familias desestructuradas o huérfanos, así como a la asistencia a los ancianos que son recluidos en residencias.
Hay un exceso de explicitación de la violencia que no siempre tiene sentido, un afán de describir, con minuciosa precisión, las herramientas de la muerte utilizadas por cada personaje, a la que no le encuentro sentido alguno.
La trama y desenlaces son correctos, sin fallas ni agujeros, pero sin sorpresa alguna.
Parece que sí, que con el tiempo todo cambia, incluso la percepción de experiencias pasadas.

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