sábado, 12 de febrero de 2022

Beirut, dos veces París y un pueblo inglés.

Esta vez retomo el blog. Últimamente me había decidido por el tuiter, pero lo de subir la portada, buscar uno de los hilos del que debería ser el hilo único para las lecturas y la velocidad a la que los devoro (es lo que tienen dos horas de viaje diarias en metro), ha hecho que se vaya acumulando las lecturas y esto parece más rápido.

Como siempre, el compendio es puro eclecticismo y ninguna guía más que estar ante los estantes de la biblioteca, mirar la contraportada y decir, venga. Por lo menos, lo ha sido en dos de los tres. El tercero ya venía predeterminado por lecturas anteriores.

Al meollo, vamos. Estoy escribiendo y todavía no me he decidido si ha listarlos cronológicamente, según los leí; o hacerlo según el resultado de la lectura. Es lo de menos, pero así voy haciendo tiempo para ordenar ideas, ya que esto va del tirón, sin guiones, esquemas, borradores. Tal com raja que decimos por estos lares.

Vamos a lo cronológico.

El título del post se refiere a la ubicación de los libros, a las geografías, que más o menos determinantes, son el escenario en el que se desarrollan las historias.

El primero de la triada fue Rosy & John  de Pierre Lemaitre. Este, a poco que hayáis mirado los títulos de los posts, es el que viene predeterminado. Antes cayeron los dos primeros que escribió Lemaitre sobre el singular Camile Verhoeven. Sinceramente, bastante normalito, dentro de la tendencia que marca toda la serie. Nada destacable, salvo el final y la relación entre dos de los personajes que protagonizan la historia, Jonh y su madre. En el fondo, se vislumbra el mundo de las relaciones tóxicas entre familiares con cierto aroma incestuoso. Se intuye, se esboza. Es más algo de la pertenencia mal entendida, con el típico argumento de hacer lo que fuere para conservar a aquello que consideras que es tu propiedad. A esta situación, el otro protagonista solo ve una solución: cortar por lo sano. Vais a leer tres el post, pero tampoco lo voy a destripar. 

Verhoeven parece ser un personaje accesorio, a pesar de llevar el peso de la narración, pero no deja de ser el medio para los fines de John. Sirve de contrapeso a las altas instancias del poder, incluyendo el manido más vale maña que fuerza. Es el insatisfecho crónico de las explicaciones fáciles y siempre está pensando que algo se le escapa. Efectivamente, no puede controlar lo que no depende de él, sino de voluntades ajenas. 

Por cierto, transcurre en París. Por lo de título.

Vamos a por el segundo. El misteri de la senyoreta Hargreaves. Empecemos con una tontería que me venía recurrentemente a mis pensamientos mientras lo leía, no paraba de recordar al exjugador de fútbol que jugó en el Bayern y en el Manchester United, Owen Hargreaves. Lo sé, es una tontería, pero como escribo yo, pues eso.

Buff, es lo primero que se me ocurre decir. Caí bajo las trampas que los editores plantan en las contraportadas. Es un libro escrito en los años 40 del siglo XX, así que tiene todos los condicionamientos de la época y no es, precisamente, un libro que sea fruto de la subversión. 

Este lo puedo destripar algo más, trata de dos amigos que viajan a otro pueblo, creo que en Irlanda (ahí la memoria, haciendo de las suyas) y para vacilarle a un viejo párroco, le hablan que conocen a una familiar de otro religioso vinculado con el templo que están visitando, una catedral, creo (la memoria a tope, ¡eh!). Pero el personaje es pura invención de uno de los amigos, con la ayuda del otros para la construcción del personaje. La cuestión es que al poco de volver, recibe una carta enviada por la persona que se inventaron a uno de los amigos. Aquí empieza el tedio, la verdad. No hay mucho que sacar, salvo lo presente que estaba la religión y la iglesia en la sociedad en ese momento. Sobre todo en pequeñas poblaciones. Bueno, también está el tema de los diferentes credos que cohabitan y las suspicacias entre uno y otro credo.

No sé, no tengo excesivos recuerdos. Me pasa con muchos libros, pero pasado cierto tiempo. Con este, el olvido ha sido bastante más rápido. Pero vamos, que no es de los que hayan provocado alguna reflexión mientras avanzaban las páginas. Al contrario, el deseo por ir acabándolo (sí, podéis decir, lo puedes dejar a medias; pero una vez me pongo, lo acabo) hacía que incrementase la velocidad de lectura sin más ánimo y motivación que llegar a la página final. 

Si lo veis, huid. No como de La historiadora de la Kostova, pero sí como para apartarse lo suficiente. No sabéis el favor que os hago con este consejo.

¡Ah, que este es el del pueblo inglés! Creo que ya lo comento.

Para acabar, vamos a por el mejor. Una lectura que va a provocar que vaya acabar leyendo toda o casi toda la producción literaria de su autor. Se trata de La quarta paret de Sorj Chalandon.

Resumiendo, lectura obligatoria. Resumiendo, ante tu ideario, asume tus incongruencias, no busques que todo se coherente, pero cuestiónatelo todo. Resumiendo, dos hechos iguales, son iguales, es igual que los que estén en lados opuestos intercambien posiciones. Resumiendo, tres tragedias: una clásica, Antígona; un  país, el Líbano de los ochenta; una personal, el protagonista.

El libro es un todo, no sabría como hacer una reseña del argumento. Discurre alrededor de la vida del narrador, que es un joven activista que acaba como director de teatro para representar el proyecto de una persona que es fundamental en su vida. Director de una versión de Antígona, representada durante la II Guerra Mundial y que ahora quieren representar en el Líbano desangrado por la intransigencia religiosa de las comunidades que lo forman y donde se entrecruzan los principales credos mediterráneos: cristianos, de diferentes versiones (maronitas, principalmente); árabes o musulmanes (drusos, chiítas y palestinos) y judíos.

El sueño del director que lo proyecta es que la tragedia sea representada por actores de los diferentes bandos en conflicto, en el Beirut asolado por la metralla y las bombas, una ruina de ciudad, en un lugar justo en medio de la separación de los bandos. La intención, hacer partícipes a todos los contendientes, de lo absurdo de la tragedia que supone inmolar a una población en pos de una superioridad moral respecto al resto.

La narración es aclaparadora, es cruda por momentos. Es un constate cuestionarse posiciones, pensamientos, ideales, obligaciones hasta el punto que todo va infectando al protagonista que se ve arrastrado a la tragedia real desde la tragedia teatral. 

Lo que tengo claro es que me va a tocar leer a Antígona, releer este libro para entender todo aquello en lo que interseccionan ambos textos y la realidad que le sirve de escenario, como obra de teatro que no deja de ser.l

Chalandon, estás en la lista. Es uno de esos autores que deberían hacer a mucho flipado con contactos, el hecho de publicar las páginas que salen de su imaginación, si entre ellas no hay más de una docena que se acerquen a lo que el francés nos narra.

Me dejo, me dejo mucho que contar de este libro y como impacta, como sitúa a los personajes en su contexto y como se ven arrastrados por la locura de la guerra y las posiciones inamovibles.

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