viernes, 7 de octubre de 2016

Vacilación

Ha sido una grata sorpresa y un gran acierto, sobre todo por haber sido escogido al azar, sin referencia alguna, salvo que el autor es el creador de La naranja mecánica. Esa fue la única referencia, y por que lo leí en la solapa interior.




La novela discurre durante la última misión de un espía británico, Dennis Hillier, que, durante los años de la Guerra Fría, debe cruzar el Telón de Acero para traer de regreso a un científico británico, Roper, que desertó y se marchó a la Unión Soviética. Este científico es un amigo de la infancia y compañero de estudios del espía.

Durante el encargo, Dennis se tropieza con una serie de singulares personaje, tanto en el crucero que realiza rumbo al Mar Negro, y que le sirve de tapadera, como cuando rememora su pasado en relación a Roper. En este viaje, el turístico y el de los recuerdos, Dennis tropieza con los curas del colegio en el que se educó; con los hijos de un millonario con los que comparte viaje, un niño de 13 años con hechuras de dandy y su hermana, una devoradora de teoría sexual pero ignorante de la práctica; con un agente neutral y su atractiva ayudante, que se dedica a vender información al mejor postor, sin posicionamiento alguno, salvo el de su bolsillo; con un camarero de cubierta, que en realidad es un agente de su gobierno con el encargo de "jubilarle" y eliminar la molestia que suponía Roper para un importante político inglés.

El final de la lectura es realmente sorprendente, sobre todo, por todo lo que describe durante la narración previa, pero a través de las reflexiones durante el encuentro final en Dennis y Roper, se intuye algo, pero no lo que sucede al final.

El libro tiene una importante carga irónica y humorística, pero va mucho más allá, las situaciones son cómicas en muchas ocasiones, pero la comicidad viene de lo serias que son las cosas que se tratan alrededor de los hechos.

Toca los grandes tema de la vida: la religión, la política, el deber, la guerra, el sexo, la familia, el poder... Entre un abanico tan grande de temas, hay momentos que invitan a una profunda reflexión, entre estos destacarían el tema de la II Guerra Mundial, la responsabilidad, la culpabilidad, quién debe asumirla, si es absoluta o es compartida. Es curioso que mediante el personaje de la mujer de Roper, una alemana, se trate sobre la responsabilidad británica por no parar a Hitler y que recaiga sobre sus hombros parte de la culpa sobre tan cruenta guerra.

Luego, está todo el tema de la fidelidad, en todo su espectro, desde la fidelidad conyugal hasta la religiosa, pasando por la patriótica. Cómo incide en el pensamiento personal este concepto y la forma en la que nos comportamos respecto a él. Roper es víctima de su fidelidad a su mujer, que ya era prostituta en Alemania y que continúa su profesión al trasladarse a Londres; Dennis es víctima de la fidelidad al estado que le envía a su última misión y es este estado el que quiere asegurarse de que no habrá más misiones ni más Dennis; y la fidelidad de ambos hacia una religión en la que no tienen fe, pero a la que se agarran para justificar sus decisiones y su vida, como aquella cosa que hay en el fondo del subconsciente y a la que se regresa como salvavidas o como aquello que le da sentido a la existencia.

El libro también deja un áurea de modernidad absoluta, ya que muchos de los temas tratados entonces y como los trata, podrían ser escritos por un escrito actual con una gran osadía. Se plasman ideas que, a día de hoy, parecen novedosas y rompedoras, pero que ya aparecen en este libro, que fue escrito en 1966.

Es una gran lectura, la cual, creo, necesita una relectura con papel y lápiz para anotar todo aquello que nos lleve a profundizar y reflexionar sobre lo que nos explica Anthony Burgess.



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